La localidad vizcaína de Abadiño tributó ayer honores de campeón a Mikel Zarrabeita, 33 años, en la despedida a un ciclista al que dos hernias discales y un accidente de tráfico impidieron cumplir las expectativas que le señalaban como nueva figura del ciclismo español.

La clase de Zarrabeitia y la de Antonio Martín provocaron que el Banesto absorbiera al equipo Amaya de Javier Mínguez, que iba a desaparecer en 1994. Con ello José Miguel Echávarri trataba de asegurarse un sucesor de Indurain.

Antonio Martín falleció atropellado antes de empezar la temporada, pero Zarra apuntó ya sus maneras quedando segundo en la Vuelta 94 (la última que se disputó en mayo) por detrás de Rominger y por delante de Pedro Delgado y Alex Zülle. Pero todo se torció dos meses después. El día antes de debutar en el Tour se tuvo que volver a casa, donde le detectaron dos hernias discales. Tratamientos, operaciones y un accidente de coche, en el que se rompió el esternón y una clavícula, le impidieron coger la bicicleta durante casi dos años.

Volvió y fue un buen corredor, pero ya no un campeón. "Perdí potencia y fondo para las grandes vueltas. Pero no me considero infortunado. Pude regresar".