Vuelve el Betis al tajo en el peor momento deportivo de los últimos años. El aficionado, ese mismo que habrá de pasar por taquilla en estos días de gastos y más gastos para renovar el abono que le ha permitido, hasta la fecha, no perderse ninguno de los berrinches quincenales, no comprende por qué no se ha atrevido Lopera a tomar la única decisión que parece tener sitio en el desaguisado actual en el que se ha convertido el club.

Si los gatos tienen hasta siete vidas, muchos en verdiblanco se preguntan de cuántas puede disponer Víctor Fernández. De no haber sido una apuesta personal del presidente, me atrevo a asegurar que a estas horas el maño estaría haciéndole compañía a la Virgen del Pilar. En el horizonte, paradojas de la vida, Fernando Vázquez y Juande Ramos, víctimas del ayer que ahora pueden convertirse en verdugos de su sucesor en el cargo.

Dicen que la venganza se sirve en plato frío, y aunque no dudo que ambos no piensan más que en el Valladolid o el Málaga (buenísima campaña la que están realizando), seguro que estos profesionales andan más que motivados por accionar el interruptor de la misma silla que los electrocutó a ellos. El fútbol, como la propia vida, siempre proporciona ocasiones de oro para cobrarse deudas pendientes...