El éxito de un tipo normal

Reconozco que no creía en Manzano. Parecía demasiado cuerdo para afrontar la tarea de locos que es trabajar en este Atlético. Me recordaba al Frodo de El Señor de los Anillos, un tipo normal enfrentado a una misión a todas luces imposible. En el caso del hobbit, abandonar su feliz Comarca para cruzar un mundo lleno de orcos, magos corruptos y con el mal personalizado, Sauron, al final del camino. En el del técnico, dejar un Mallorca campeón de Copa para llegar a un club que vive en el caos desde hace dos décadas y con la peligrosa impaciencia de Jesús Gil amenazándole. Todo ello con un enorme peso (bien sea un anillo con muy mala uva o la brillante historia de un club centenario) sobre sus espaldas.

Las primeras jornadas no hacían presagiar unas Navidades felices, pero Manzano reaccionó a su estilo: con calma y sentido común. Cometió errores (tardó mucho en acabar con la soledad que mataba al Niño y su revolución prematura anteel Valencia resultó un desastre), pero aprendió de ellos y parece que la máquina ya anda. Además, ha encontrado sus propios Aragorn, un Torres que decide casi todas las batallas; Gandalf, Cerezo y Gil Marín deben ser magos para mantener sedado a don Jesús, y demás miembros de la Comunidad (mención especial para Lequi).

En cualquier caso, aún queda mucho camino para alcanzar el Monte del Destino, la Champions, la Copa del Rey o lo que ustedes consideren un éxito. Durante la explosión hippie de los 60, los campus estadounidenses se llenaron de pintadas de Frodo reina, convirtiendo al humilde hobbit en símbolo de rebeldía para cambiar el mundo. Ojalá el Calderón aparezca algún día decorado con un Manzano reina, pero no olviden que esto es el Atlético, y ni siquiera la desbocada fantasía de Tolkien hubiera podido idear un ser tan imprevisible.