Excelentísimo Alcalde, aficionados o no al fútbol, amigos y amigas, antes que nada, empecemos bien: ¡Feliz Navidad! Vosotros sabéis que mi dedicación y mi vida es el fútbol, y, por supuesto, mi familia y amigos. El Ayuntamiento ha tenido el detalle de plantearme un reto: que pregone estas fiestas. Y, desde hace días, esta responsabilidad me inquieta tanto o más que un partido de la Champions(...)

(...) La verdad es que asomarme a este balcón para desearos unas felices fiestas a los ciudadanos de Madrid es un honor y una satisfacción enorme. Hoy estoy viviendo un sueño fantástico, una especie de prolongado cuento de Navidad. Sé que vivo un sueño de fútbol increíble cada vez que salgo al Bernabéu, pero no quiero olvidar que ante todo soy un chaval de poco más de 20 años, que empezó a pegar patadas a un balón en un pueblo llamado Móstoles. Así que me quiero dirigir especialmente a mis aficionados favoritos, a los más pequeños, a los niños y a las niñas que aman el deporte y el fútbol, porque estas fiestas son fundamentalmente propiedad de ellos (...).

(...) Es así, porque para entender el significado y el misterio de esta época tienes que sentir, mirar y pensar como niño. Por eso os digo que no renunciéis jamás a vuestros sueños, que jamás olvidéis que en la Navidad hay momentos mágicos que debéis aprovechar. Esta ciudad siempre me ha demostrado su calor y me ha dado su cariño. Por eso hoy mi voz debe ofreceros el banderazo de salida de las fiestas más dulces del año. Pero también quiero que mi voz sea la de los sin voz. La que recuerde un compromiso para que este mundo sea un poco más habitable, por eso me gustaría pediros que estas Navidades juguemos todos un partido especial, un partido contra la injusticia, la violencia y la intolerancia (...).

(...) Me gustaría también pediros que entre todos paremos balones de gol, de soledad y de dolor. Mi presidente Florentino diría que sería un equipo galáctico y, en ese equipo tenemos que aprender que para ganar este partido del compromiso se necesita del esfuerzo y de la participación de todos vosotros. Mirad, en el deporte y en la vida, lo más importante no es olvidarte de los demás (...). La Navidad siempre trae como mensaje la paz y los buenos sentimientos. Y no creo que esto sea un tópico. Yo siento estas fechas así (...).

(...) Ahí veo el sentido de mi pregón. Pienso que es la mejor manera de comprendernos y entendernos. En la vida no todo es ganar o perder, hay algo más profundo que nos hace mejores. Lo básico es ser capaces de hacer felices a los que nos rodean (... ). Por eso tenemos que empezar el año dejando al lado los rencores, las envidias y las amarguras. Tenemos que iniciar este nuevo tiempo pensando que vamos a llevar la camiseta de la paz y la tolerancia, que son los colores que tenemos que defender. Madrid será una ciudad para convivir (...).

En un equipo de fútbol el portero es el que ve mejor lo que se avecina. Cuando ve atacar a los delanteros está alerta y cuando se alejan sabe que dormirse puede ser un gran riesgo. En tiempos como éste, ahora que el 2003 se aleja, hay que estar despiertos y alerta. Y no olvidar que el año que viene es como un delantero agazapado. Si estamos alerta pararemos los balones, tanto por bajo como por alto. Una cosa más sobre los porteros. Nosotros somos lo que percibimos mejor los partidos. Y como soy portero tengo cierta autoridad para anunciaros que se avecina un partido comprometido. Un consejo para parar estos goles: la felicidad consiste en tener ilusión; soñemos y luchemos por un mundo mejor. Felices fiestas, gracias a todos, y, especialmente para lo más pequeños, ¡Feliz Navidad!