El mejor regalo

El Niño se queda. Este es su club de siempre, aquí tiene la afición que le idolatra y aquí, en el Atlético de Madrid y en el estadio Vicente Calderón, es donde quiere triunfar. El Niño Torres pretende ser el crack con el que sueñan todos los aficionados rojiblancos. Quiere devolver con goles, victorias y títulos todo el cariño que le han dado desde que por primera vez se puso la camiseta rojiblanca. Bien hecho, chaval.

El Atlético, de paso, da su golpe de efecto en el mejor momento, cuando tiene la Champions a tiro de victoria, cuando el buen rollo se ha instalado en el club. Sólo la renovación de Torres planeaba como una amenaza. Miguel Ángel Gil ha convertido la amenaza en un éxito. El Atlético ata a su símbolo, al estandarte sobre el que edificará un equipo grande.

El Niño Torres no sólo es patrimonio del club, y una inversión en futuro, sino que debe ser un camino a seguir. Los jóvenes brillantes de la cantera rojiblanca tienen un espejo en el que mirarse. No hace falta buscar en otra parte lo que puede conseguirse sin salir de casa. El Niño es un futbolista brillante y espectacular, un jugador único, un genio que aún tiene que seguir creciendo, pero además ha sido capaz de no dejarse deslumbrar por los halagos ni se ha hundido cuando le negaban el pan y la sal.

El Niño tiene casta y ha sabido estar en las buenas y en las malas. La renovación hasta 2008 es el mejor gol de la temporada, el mejor regalo de Navidad para los atléticos. El Niño está ahí porque el club ha creído en él y porque la afición le ha apoyado siempre, le ha convertido en su gran esperanza, en el crack que devolvería algún día al Atlético a su sitio entre los mejores. El club ha entendido el mensaje. y El Niño crecerá de rojiblanco y se hará grande con el Atlético.