Torres: atado y bien atado
Noticias relacionadas
Escucho en El Larguero que hemos atado a Torres hasta 2.008 y me alegro por muchas razones. Esa misma noche en la que oía la noticia había vuelto a ser decisivo en un complicadísimo partido ante la Cultural Leonesa. Su letal instinto de gol nos permite estar vivos en la Copa. Tan gratificante me resulta su decisiva aportación a la buena marcha del equipo como desoladora la dependencia que de él tenemos. Desasistido o no, su clase ha sobrevivido a errores tácticos, a la falta de conjunción entre líneas, a los furibundos marcajes y a las traicioneras y sucias patadas. En su expediente académico figura, además, un master labrado en los escabrosos campos de Segunda donde el talento escuece más de la cuenta.
Me alegro mucho por el equipo y por una afición necesitada de referentes sentimentales y emocionales y de líderes con el estigma de ganadores. Nos encontramos ante un atlético vocacional que hace explotar en su boca, cuando canta los goles, el júbilo sincero y aliviado de decenas de miles de aficionados. Su grito es el nuestro, como es nuestra su rabia o su impotencia en esas tardes marcadas por el infortunio. El Niño Torres ya es un ídolo, pero tiene que forjar la leyenda y para eso le queda mucho. Me da que es consciente que todavía tiene que aprender. Si es así, verá siempre dimensionada su grandeza y también de paso, la nuestra.