Liga de Campeones | R. Sociedad 1 - Galatasaray 1

Salvador De Paula

Un gol del delantero vizcaíno iguala el tanto de Sukur y mete a la Real en los octavos de final de la Champions League

<b>SALVADOR</b>. De Paula hizo el tanto que metió a la Real Sociedad en los octavos de fi nal de la Champions. Un gol histórico.
José A. Espina
Jefe de Sección de Diario AS en Andalucía. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla. Pegando teclazos desde 1998, durante toda una década en Madrid (2000-2010). Sevilla, Betis, Selección española y lo que se ponga por delante. Loco por el fútbol, guarda un poco de esa pasión para su otro deporte favorito, el tenis.
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Se confi rma: el tuerto que miraba a la Real en los últimos partidos fue detenido en el minuto 51 del partido de ayer, justo cuando marcó su gol De Paula y dio el pase a los txuri-urdin a los octavos de la Champions League. O lo detuvieron o se quedó ciego, el caso es que en ese momento se acabó el mal fario de un equipo al que la desgracia estuvo a punto de tornársele en tragedia si Óscar no empata un inoportuno gol de Sukur. Hubiera sido trágico e injusto que el Galatasaray les hubiera echado de la Champions. Fue justo, épico e histórico lo que pasó ayer en Anoeta.

Porque a la Real, que mereció ganar, le valía el empate que al fi nal logró. El problema de tener que empatar es que no sabes si atacar o defender. Es una disyuntiva peor que la de Hamlet, que te suele llevar al suicidio si no la sabes tratar a tiempo. La Real que salió ayer a Anoeta eran once demonios de Tasmania vestidos de txuri-urdin, hechos un fl an Dhul, que ya sabemos porque el Rayo Vallecano ha estabilizado su juego (lo de Getafe, aparte) tras la espantada de Doña Teresa: imáginense todo eso mezclado con el shock de la Liga, el miedo a fracasar y ese ser o no ser, si nadar, si guardar la ropa, esperar agazapada o tirar por la calle de enmedio.

Y los turcos sí. Porque no les quedaba más remedio (no saben atacar, los pobres) y porque su técnico, Fatih Terim, es un hartar de rácano. Terim, al que no le valía más que la victoria, ordenó al chófer: aparque el autobús y ya veremos. Y casi le sale bien.

Pues eso, que pasaban los minutos y la Real no se aclaraba. Los de Denoueix ni acababan de atacar ni acababan de defender. En realidad, no tiraron a puerta hasta que Schürrer cabeceó un córner con cantada incluída de Mondragón. Ya sabemos de dónde sacó el nombre de su orquesta Javier Gurruchaga. Berkant lo sacó bajo palos.

Segundos después de la ocasión de Gaby, Kvarme levantó la mano, no se sabe si para pedir fuera de juego o para saludar a un primo noruego, y Sukur hizo lo que sabe: meter gol. Aquello, fíjense, fue bueno para la Real porque le aclaró las ideas: ya no le quedaban más redaños que atacar y marcar, con, qué bien, 70 minutos para lograrlo.

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70 minutos en los que el balón se quedó a vivir en el área turca. Con ocasiones de Nihat, de De Paula, de Rekarte, que la echó fuera tras un eslálom imposible. Con mil andanadas de Gabilondo por la izquierda y Karpin por el centro... El cántaro se tenía que romper y se rompió. Fue en la reanudación: falta bien botada por Xabi Alonso y gol de cazador de De Paula. Empate, justicia. Quedaban 40 minutos, dudas, sufrimiento, pero los turcos, además de rácanos, son malos. Y lo más importante: el tuerto, el de la mala suerte, había sido detenido. Que no le suelten nunca.

EL DETALLE: Alberto dio suerte a la Real


Alberto debutaba en Champions por una lesión de Westerveld y dio suerte a la Real. Nada pudo hacer en el gol de Sukur y, al final, tuvo un par de intervenciones de mérito.

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