Corretja y Costa se apuntaron al show

La ambientación no fue la mejor. Ni el tenis ni la samba pachanguera a cargo, eso sí, de deliciosas macizas, no tiene nada que ver con un clásico. La estridente megafonía tampoco ayudó a crear un clima prematch del más puro estilo culés contra merengues. Hasta que los jugadores saltaron al terreno de juego, cualquiera hubiera dicho que iban a jugar Barça y Osasuna.

Lo del tenis batió el récord. 49.913 personas metieron a Álex Corretja y Albert Costa en el récord Guinness. Nunca un tie break congregó tanta gente. Ganó Corretja, 8-6. Estaba todo atado y bien atado para llegar al 6-6 y luego, que Dios repartiera suerte. Hubo bronca cuando, justo en el instante decisivo, saltó al campo Casillas y el pueblo gritó. Por un momento, los tenistas debieron creer que estaban en Australia. El fantasma de Hewitt y demás canguros se enseñoreó en un Camp Nou que no traga con estas cosas. Y es que será siempre un campo de fútbol. A todo esto, las medidas de seguridad eran espectaculares. Y el ambiente, mucho menos cargado que el año pasado. Con decirles que la única alteración del personal fue la llegada de unas camionetas de cierta marca de hamburguesas, y el grito de un chaval: "¡Ahí llega el Madrid!". La gente se abalanzó sobre ellas; pero fue una falsa alarma, claro. El Madrid llegó en su autocar, que corrió más suerte que el de los enviados especiales de la prensa madrileña, que fue apedreado.

Llegó el Madrid cuando los Boixos Nois acababan de manejar sus pancartas. Asistieron apenas 50. Están perdiendo su guerra con el presidente Joan Laporta, que consiguió ganar una de las batallas que más le preocupaban: ni cochinillos ni boixos ni más pasión que la normal en su primer clásico. Que fue el último de Jordi Pujol. Su sucesor al frente de la Generalitat estuvo en el palco. Será Maragall, será Mas, el que Carod Rovira quiera. Todos darán su OK a la mano que La Caixa le ha echado al Barça.

¡Vaya pelotas!

El Camp Nou se puso de uñas cuando los jugadores del Madrid (Solari, Cambiasso y Rubén en las imágenes), salieron al campo y juguetearon con las pelotas gigantes de tenis, que ambientaron el Corretja-Costa.