Esta noche Zidane juega en casa

Liga de Campeones | O.Marsella - Valencia

Esta noche Zidane juega en casa

Esta noche Zidane juega en casa

JESÚS AGUILERA

El crack fue recibido en Marsella como un ídolo. El Olympique, equipo del que Zidane es socio, se juega la clasificación La ciudad venera al Madrid

Todos los clubes tienen historia, pero algunos tienen un poco más. Y una gran parte de la magia del fútbol, de su mística, consiste en respetar la memoria, en heredar las proezas que emocionaron a otros, en honrar los recuerdos y los lugares. Por eso digo, y me quedo tan ancho, que no hubo nadie como Di Stéfano, aunque jamás lo vi.

El Madrid juega hoy en Marsella y lo que podría ser una visita más (o una menos), ya clasificados, ha adquirido una importancia poco previsible. Todo comienza con el amor de una ciudad por su ídolo. Amor incondicional, porque Zidane nunca jugó en el Olympique y porque es un inmigrante que emigró pronto.

Una ciudad que pese a todo reacciona así, en total mayoría, que no necesita proteger las imágenes de Zidane de los graffitis, merece mucho más que un respeto, merece que nos empadronemos. Es raro que una ciudad se mueva, por eso nos ponen zanjas.

Percibir esa devoción de Marsella nos acerca al Olympique, club centenario (1899), altivo, turbio en alguna época (descendido por comprar partidos) y ganador de la Copa de Europa en 1993, diez Ligas. También el equipo que animaba el niño Zinedine desde el fondo norte, debajo del marcador del viejo Velodrome, le Vél, ocho llegadas del Tour, un concierto de los Rolling y el gol de Platini que metió Francia en la fi nal de la Eurocopa 84. Luego vino la reconstrucción de 1996 y la desaparición de aquella vieja visera que según Zidane "atrapaba el ruido".

Poderoso club el Olympique, que entre sus figuras más ilustres (Ben Barek, Boksic, Boli, Cantona, Papin, Waddle, Fran-cescoli...) incluye también a un Aznar (1920-1970), de nombre Emmanuel, apodado Aznar el Bombardero, en este caso por sus 115 goles.

Añadir a todo esto un entrenador que compara al Madrid con una cobra (no con una rosaleda) un país que venera las leyendas. Sólo por ser portada de L’Equipe debería salir el Madrid con todos los galácticos meter cuatro al Olympique, el último de Zidane, entre lágrimas, el estadio de rodillas.

Sólo por el amor de esa ciudad se hace imposible rotar, por no ofender al Olympique, que se juega la vida. No es un partido cualquiera. Esta noche el Madrid debería jugar para Zidane, gregarios todos, de Beckham a Ronaldo. Es necesario que Marsella compruebe con sus propios ojos que el niño Zinedine está a buen recaudo.