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El reprtaje | Un encuentro que cambió el fútbol

50 años del Partido del Siglo

Hoy se cumple medio siglo de la victoria (3-6) de Hungría sobre Inglaterra en Wembley. Fue la primera derrota de los británicos en su campo tras 81 años de imbatibilidad. En el continente, España ya la había destronado en 1929 (4-3)

B. de Salazar
<b>NUEVA ERA</B>. La derrota de los ingleses en Wembley inició otra época. Se acabó lo de llamarles los ‘pross’.

Este sí fue el partido del siglo. Los ingleses nunca habían perdido en casa con una selección extranjera y lo hicieron un 25 de noviembre de 1953. Hoy hace 50 años de aquella gesta. Los húngaros habían formado un equipo invencible. Desde tres años antes no habían perdido un solo partido y se habían coronado en Helsinki campeones olímpicos. Antes, en 1929, España había sido la primera en derrotar a Inglaterra, en 1929 (4-3), en el continente europeo.

Entre Honved y Voros Lobogo, los dos grandes equipos de Budapest, habían formado una máquina perfecta. Un guardameta, Grosics, austero y seguro. Una defensa en la que primaba el buen manejo del balón, pero no exenta de dureza cuando había que mostrar los dientes. El centro del campo era imperial. Junto al enorme juego constructivo de Bozsic, el verdadero ingeniero del grupo, se retrasaba el delantero centro Hidegkuti, que derramaba sabiduría y llegaba a posiciones de gol por sorpresa. Arriba, dos goleadores letales, Kocsis y Puskas. El primero, con un juego de cabeza demoledor. El capitán, con una zurda de oro que colocaba el balón donde ponía el ojo.

Wembley estaba repleto aquella tarde fría y soleada del 25 de noviembre de 1953. Poco a poco, la niebla se fue adueñando del ambiente. Tampoco el inglés era un equipo cojo, aunque se echase en falta a su extremo Tom Finney. Ochenta y un años imbatido en su feudo ante los mejores equipos extranjeros. Desde el primer momento la superioridad de los magiares fue clara. El orgullo británico salió a relucir intentando minorar una derrota que se veía llegar de forma humillante.

Los húngaros sorprendieron con sus pases matemáticos desde la defensa. Salvaban a los adversarios con fintas y desplazamientos del balón inalcanzables para los británicos. Uno tras otro caían los goles en la meta del bigotudo Merrick. Unas veces depositando en la red el último pase de una combinación múltiple. Otras, mediante un disparo desde la media distancia, colocado donde resultase inalcanzable para el guardameta. Y también, en una prodigiosa jugada de Puskas, que dejó en ridículo con su recorte, finta y calidad exquisita a Billy Wright, considerado entonces el mejor defensor mundial. El resultado supuso el final de una época y fue refrendado por el escandaloso 7-1 de la revancha en Budapest. Los húngaros fueron declarados favoritos del Mundial de Suiza. Pero esa es otra historia.

En seis años ganaron 43 partidos, empataron siete y perdieron uno

Desde que perdieran en Viena el 14 de mayo de 1950 y hasta el 19 de febrero de 1956, los húngaros disputaron 51 partidos con un balance extraordinario: 43 victorias, siete empates y una derrota. Se ganaron el sobrenombre de equipo de oro, (aranycsapat en húngaro), pero su única derrota fue demasiado trascendental. Sucedió en Berna (2-3), en la final del Campeonato del Mundo de Suiza 1954 y con Alemania Federal como adversario. La decepción magiar fue enorme y dos años después la revolución puso fin a su supremacía.

Ambiente de gran día. Puskas y Wright capitanean a sus compañeros en su salida al Empire Stadium para disputar un encuentro que fue calificado a nivel mundial como el ‘partido del siglo’. Ayer, los tres supervivientes de aquella selección húngara Jeno Buzanszky (izq.), Gyula Grosics (dcha.) y Puskas (centro) se reunieron en Budapest para recordarlo.