Pesó la Copa Davis
Las flojas prestaciones de los españoles en el Masters de Houston sólo pueden tener una explicación inmediata: la Copa Davis. Cuando ganarlo todo es una utopía hay que plantearse un plan de prioridades y en estos momentos la cita de Melbourne contra Australia pesa más que un torneo en el que el glamour lo pone George Bush senior comiendo palomitas. Ferrero no empezó motivado ante Nalbandián, a pesar del reto de acabar el año como número uno, y no pudo arreglar el descosido ante un Agassi que sigue siendo mucho André a los 33 años. A favor de corriente, el valenciano mostró las virtudes de su repertorio, pero cuando aparecieron las dificultados se dejó ir.
Con Moyá fue similar. Fue complaciente en la derrota ante Roddick y ante Coria estuvo ausente, como ahogado por el calor texano. Pensó que la munición era mejor guardarla para dedicársela a Hewitt o Philippoussis. El año pasado, sin Copa Davis en el horizonte, España metió a dos jugadores en las semifinales (Ferrero y Moyá) y este año han caído a las primeras de cambio. Cuestión de prioridades. Los número uno y dos españoles cogen el petate para hacer un viaje transoceánico que les puede llevar a la gloria. Reconquistar la Ensaladera supondría un hito que en ningún caso puede dar el torneo texano. Con perdón de George Bush sr.