Pequeños detalles
En el deporte moderno casi todo se explica con la luz que arrojan las estadísticas pero también adquieren cada día más importancia los intangibles, esos pequeños detalles que no se ven en los números y a los que se refería un complacido Carlos Moyá después de perder con Andy Roddick.
Los números nos dicen que Moyá es un extraordinario tenista. Que figura en el séptimo puesto del ránking mundial y que en la presente temporada ha ganado 56 partidos y perdido 21 para conquistar tres torneos. Hasta ahí todo perfecto. El problema son los pequeños detalles, esos con los que Moyá se encuentra cómodo en la derrota. Para muchos entendidos en tenis, el mallorquín es el jugador español con más posibilidades pero da la sensación de que su ambición no le da para más, que se siente cómodo con lo obtenido. Por eso perdió, sin ir más lejos, ante un desconocido llamado Verkerk en Roland Garros.
Los pequeños detalles, en un mundo tan igualado y competitivo, han hecho que Ferrero llegue a ser número uno. Ni es el jugador más fuerte, ni el que mejor saca ni el que mejor resta. Pero ha sido puntilloso a la hora de pulir defectos y de fijarse en esos intangibles para que estos se pongan de su lado. Moyá debería aprender de él.