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Rallies | Carlos Sainz

"Si no gano el título, no se acabará el mundo"

Carlos Sainz buscará desde hoy (con la disputa de una superespecial) y hasta el domingo su tercer título de campeón mundial de rallys. Lo hace en Inglaterra, un escenario que le trae recuerdos poco gratificantes sobre el desenlance de los acontecimientos. Sin embargo, el piloto de Citroën se muestra más tranquilo y confiado que nunca, un estado de ánimo que le proporciona su experiencia en situaciones similares. Sus rivales no pueden decir lo mismo...

Carlos Sainz

-Este es un fin de semana muy especial para usted, se juega nada menos que un título mundial. ¿Cómo lo ha empezado?

—De momento todo va bastante bien. Hemos acabado los reconocimientos y el rally es básicamente muy parecido al del año pasado. Quizá con menos barro que otras veces y parece que no va a llover. Pero las condiciones son para todos iguales y eso varía poco el panorama. Nunca se sabe si es mejor que llueva o que no. Cuando en Michelin nos dan la rueda adecuada no hay diferencias. A mí me da igual. Lo que venga, bienvenido sea y hay que correr con las circunstancias que toquen.

—Con la baja de Burns, su rivales se han quedado reducidos a dos, Loeb y Solberg. ¿Qué análisis puede hacer de las posibilidades de cada uno de ellos?

—Empecemos por Loeb. Durante esta temporada, prácticamente la mitad de los rallys de tierra he estado yo delante, y la otra mitad él. Con lo cual ahí andamos, más o menos al cincuenta por ciento de posibilidades. En cuanto a Solberg, quizá sea el favorito. No sólo lo digo yo, sino que lo dice todo el mundo. Ganó el pasado año y ha vencido la última carrera de tierra. Pero los rallys hay que correrlos y hay que acabarlos. Y yo tengo una ventaja con respecto a ellos: esta situación la he vivido en otras ocasiones y no es nueva para mí. Creo que ellos van a tener algo más de presión de la que pueda tener yo.

—Precisamente Solberg está en Subaru, el equipo que a partir de ahora dirigirá Luis Moya, su antiguo copiloto. ¿Tiene eso alguna connotación para usted o le resulta indiferente?

—La verdad es que buscar morbo en esa circunstancias me parece que es sacar los pies del tiesto. Moya en Subaru no puede aportar gran cosa en un rally como éste. Yo me peleo contra Solberg y Loeb, no me peleó contra Provera, el director de Peugeot, ni contra Moya. Intentar buscar rivalidad de ahí es sacar las cosas de contexto.

—Pongámonos por un instante en lo peor. ¿Qué ocurrirá el domingo si no conquista el título?

—Si no gano, no se acabará el mundo. Para otros a lo mejor sí, pero para mí no. La temporada, y no me canso de repetirlo, ha sido muy buena para mí y para el equipo Citroën. Hemos llegado a la última carrera en cabeza, empatados a puntos. Tal y como acabó la temporada pasada, a pesar de que terminé también en el podio, tengo que estar contento. Porque ese podio ya lo tengo garantizado y por eso este año ha sido excelente. Habrá seguro a quien no le guste y se sienta decepcionado y defraudado... y habrá quien le dé su justo valor. Yo, personalmente, independientemente de lo que ocurra, voy a estar satisfecho de mi Mundial. Pero, lógicamente, voy a dar todo lo posible y voy a arriesgar al máximo por conseguir este título.

—Sin embargo, después del Rally de Catalunya dijo que pediría perdón si no ganaba.

—Son cosas que se dicen en momentos de calentón. A veces en España pasamos de la euforia a la decepción muy rápidamente. En efecto lo dije después del Rally de Catalunya a alguien que a lo mejor dos días antes me ponía bien y después de lo sucedido me pasó de lo más alto a lo más bajo. Eso no es así. Existe una trayectoria de años, una trayectoria de un campeonato entero, rallys que han salido mejor y otros peor. Pero la clasificación está ahí, y dice que estamos en cabeza. Ahora de lo que se trata es de que el domingo tengamos algo más que celebrar.

—Siento tener que preguntárselo, pero en estas circunstancias es obligado. ¿No le pesa esa fama de tener mala suerte?

—Es al revés. Después de lo que me pasó en el año 98, quitando lo que es un accidente, y toco madera, nada peor que eso me puede ocurrir ya. Yo estoy tranquilo porque he vivido la circunstancia más terrible que deportivamente puede sufrir una persona, que es tener un título en la mano y perderlo sin que sea tu culpa, por un problema mecánico, cuando tienes la meta a la vista. Eso me da una tranquilidad que nadie se imagina y me hace afrontar este rally con una serenidad absoluta, de una manera diferente a otros años. No me voy a agobiar, sé bien que hacerlo no sirve de nada. Ha sido una temporada en la que me he divertido, lo he pasado realmente bien y he disfrutado mucho... y pienso hacer lo mismo este fin de semana. Si me ganan, me habrán ganado porque han ido más rápido. Yo lo intentaré al máximo. Y si cometo un error, pues qué le vamos a hacer. Y si sale bien, pues mejor. Intentarlo, desde luego, lo voy a intentar.

—¿Significa eso que se siente, al contrario de lo que la gente opina, un tipo con suerte?

—Yo me siento un tipo con bastante suerte. Incluso el otro día en el Rally de Catalunya, con el problema que tuve, cuando se mojó la centralita electrónica, lo normal es que el coche no volviera a arrancar nunca más si no se cambiaba esa pieza. Sin embargo, tuve la suerte de que arrancó y pude seguir para sumar dos puntos, que quizá puedan llegar a ser determinantes. Y nadie sabe por qué volvió a arrancar en tales condiciones. Por tanto, siempre hay dos lecturas. Es evidente que sufrir un problema mecánico es mala suerte, pero pudimos acabar el rally en ese mismo instante, hubiera sido lo más normal. Y este año he debido ser el piloto que menos averías ha tenido.

—El Rally de Inglaterra vuelve a terminar en el mismo lugar donde vivió aquel terrible desenlace en 1998. ¿Qué ha pensado al pasar por allí de nuevo?

—Es toda una sensación. Cada vez que paso por ese sitio no puedo evitar acordarme de aquello y pensar la faena que fue. Pero la vida sigue y fíjese el pobre Richard Burns. Eso sí que es una faena, y no que se te rompa el motor a trescientos metros, que también lo es, pero menos. Por eso en la vida hay que tener una lista de prioridades. Y en el tramo de Margam Park yo ya tengo lleno el cupo de desgracias. Ahora, que le toque a otro.

—¿Le acompañará su familia durante la prueba?

—Es posible que mi mujer sí que venga, mis hijos seguro que no estarán aquí. Si hay algo que celebrar, ya tendremos tiempo para hacerlo juntos.