Entrevista José Ribagorda

Cien días de Manzano

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Metódico, austero en gestos y ademanes para la galería, nuestro académico entrenador cumple los cien días de gracia en el banquillo. Un breve espacio de tiempo en el que Gregorio Manzano ha escenificado en esencia los placeres y los sinsabores que uno disfruta y padece a lo largo de toda una vida. Dijo que venía a devolver al Atlético la grandeza perdida y nos ilusionó a todos. El arranque liguero puso en cuarentena sus legítimas ambiciones y dio rienda suelta a la consabida decepción en el ánimo de los aficionados. De esperanzas y de frustraciones están teñidos estos cien días, como una sincronizada síntesis de los sentimientos que uno acumula a lo largo de su existencia.

Favorecido por la inusual calma que reina en la entidad rojiblanca y que posibilita que su proyecto se vislumbre a largo plazo por encima de los avatares dominicales, en el aval de Manzano situaría la sincera manera en que ha interiorizado la grandeza del club. No creo que lo haga porque vaya incluido en su sueldo. Me parece que está ante su gran reto profesional y quiere crecer devolviendo su esplendor al Atlético. Me gusta también su temple, la serenidad con la que ha asumido las justificadas críticas que ha recibido. Y me agrada, además, su capacidad para aprender de los errores cometidos. Su humildad, no exenta de ambición, puede que al final dé resultado.

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