Manzano, Luis, Gil...

Tenía doce años cuando acudí por primera vez al Calderón. 0-0. Contra el Espanyol. Partido horrible, aburridísimo. Pero aquel día descubrí muchas cosas. Entre otras, la paciencia de la afición rojiblanca. Ninguna otra hubiera resistido los tres últimos lustros. Ninguna. Por eso me hacía gracia que alguno dudara del recibimiento a Luis. Luis sí es historia viva, otros no. Luis no lo dirá nunca, pero seguro que celebró por dentro el gol de Jorge, que tanta falta hacía para salir del pozo. Luis sería capaz de recomendar la venta de Torres para salvar una situación desesperada, como es la de que el vestuario no cobre regularmente.

En la polémica de la semana, Gregorio Manzano recordó que cuando tenga la edad de Luis, igual lleva el mismo número de partidos en Primera División. Igual. Lo que dudo es que sienta los colores rojiblancos de la misma forma. Simplemente porque él no tendrá tiempo de estar en el Atlético medio siglo. Gil tampoco, por muy dueño que sea. Luis sí, y se siente muy orgulloso . Por eso sobra la polémica. Por eso sobran las pruebas periciales para demostrar quién miente. La afición ha podido ser en algún momento gilista pero nunca gilipollas. Ayer, silbaron cuando el equipo jugó mal y gozaron con la victoria en el último minuto. Vamos, como siempre ha sido.