NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Lecciones de liderazgo

Actualizado a

Bautizó su barco con el nombre de ‘Endurance’ (resistencia); toda una premonición de lo que iba a ser la aventura de su vida y la más asombrosa exploración polar de todos los tiempos. Sus compañeros de fatigas le llamaban simplemente Jefe, lo que, en boca de aquel puñado de tipos excepcionales y curtidos en mil penalidades, debía sonar mejor que un título nobiliario. La Historia de la exploración humana de la Tierra recoge su nombre con letras de oro: Ernest Shackleton. Cuando estén leyendo estas líneas nos encontraremos ya en el extremo sur de América para revivir una peripecia de las muchas que vivió Shackleton y sus compañeros hace casi noventa años.

Justo cuando se iniciaba la Primera Guerra Mundial este irlandés con título de sir y con amplia experiencia en la exploración antártica (no en vano había acompañado a Scott en un intento de llegar al Polo Sur Geográfico en 1901 y protagonizó otra expedición, también fallida, en 1907) levó anclas y puso al Endurance rumbo al sexto continente. Su proyecto era tan ambicioso como arriesgado: cruzar la Antártida pasando por el Polo Sur Geográfico. "El más fascinante viaje sobre nuestra Tierra" como él mismo lo definió debía ser su consagración como el tercer gran protagonista de la exploración antártica junto a Amundsen y Scott. Pero ni siquiera consiguió pisar la costa antártica aquella veintena de expedicionarios elegidos entre los miles que habían respondido a un anuncio muy poco alentador que decía más o menos: "Se buscan hombres para viaje polar. Frío extremo. Salario bajo. Sin garantía de regreso".

Los hombres de Shackleton pasaron tres años atrapados en el hielo, luchando contra témpanos a la deriva, vientos huracanados, el hambre y la locura. Sin embargo el enorme talento y la capacidad de liderazgo y de improvisación de Shackleton consiguió mantenerlos unidos sin dejar que ninguno desfalleciese o se diera por perdido. Esos valores , junto al coraje y la determinación de sobreponerse a la adversidad, son los que les mantuvieron vivos.

En unos días nos dirigiremos a las Georgias del Sur, adonde llegó Shackleton y tres compañeros navegando cientos de millas por un océano salvaje en una pequeña chalupa. Aún tuvieron que cruzar una cordillera antes de llegar a una base ballenera desde la que partió a bordo de un vapor para rescatar al resto de compañeros que se habían quedado en la isla Elefante, en la península antártica. Todos sobrevivieron. Raymond Priestley diría de él: "Como jefe de una expedición yo elegiría a Scott; para un raid polar rápido y eficaz, a Amundsen; pero en medio de la adversidad, cuando no ves salida, ponte de rodillas y reza para que te envíen a Shackleton". Espero que su ejemplo nos guíe.