Mucho más que una derrota
Noticias relacionadas
Más que el cinco a uno que el pasado sábado nos endosó justamente el Deportivo (ha habido derrotas menos abultadas y mucho más humillantes por el bochornoso juego desplegado), lo que más me dolió de nuestra particular debacle de Riazor fue constatar lo alejados que estamos de la condición de grande que ostentábamos antaño. Deportivo, Valencia o Real Madrid, equipos a los que siempre hemos tratado de igual a igual, juegan a día de hoy una Liga completamente distinta a la que estamos jugando nosotros. Nuestro aciago sino no parece habernos perdonado todavía aquella sobredosis de dicha de aquella temporada del Doblete (95-96). Aquellos eran otros tiempos. Hoy, tristemente, solamente podemos confirmar que nuestra realidad es muy distinta.
Somos en estos momentos un equipo ramplón, vulgar y mediocre, incapaz de aspirar a nada que no sea eludir el descenso, por muchas ilusiones que nos hagamos cada nueva pretemporada que empieza. Es triste y patético reconocerlo, pero es así. Hace ya demasiados años que dejamos de ser lo que siempre hemos sido. Otrora un partido de Copa del Rey ante el Conquense se suponía un mero trámite. En cambio, ahora se nos presenta como un escollo, a priori, harto difícil de salvar visto cómo se encuentran Manzano y los suyos. Un trance en el que nos tocará sufrir, a buen seguro. Esa tópica y odiosa connotación, la del consabido sufrimiento, es la única seña de identidad del pasado que no hemos perdido. Pobre bagaje para el Atlético.