Ya huele a infierno
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Se encendieron todas las alarmas para el Atlético. Esto no funciona. Manzano necesitará utilizar todos sus manuales de psicología para arreglarsi le dan tiempo, que no creo los graves males de este Atlético sin chispa ni juego, que se deshace como un azucarillo al primer contratiempo. Ayer desapareció del campo cuando Romero marcó con un poquito de suerte, vale, que el balón tropezó en Aguilera y despistó a Burgos el segundo gol del Depor. El equipo se borró del partido inesperadamente y dejó el camino libre a los de Irureta. Fue una rendición incondicional. Pasen y disfruten, están ustedes en su casa. Y el Depor, que no tenía buena cara en algunas fases del primer tiempo, agradeció el regalo y se dio un homenaje.
El Atlético fue un desastre total, desequilibrado, sin medio campo, sin gol, sin cerebro, absurdo en sus planteamientos. Sólo Lequi, que ese sí le puso casta y ganas aunque no sirvió para nada, se salvaba del naufragio general. Valerón y Fran hacían encaje de bolillos con la defensa atlética. Fue un baño completo, que no fue a más porque el Depor también se desenchufó del partido cuando ya llevaba cuatro. Buenos chicos. Gracias. ¿Manzano? Bien, gracias, de observador general, inamovible en sus principios, desbordado por los acontecimientos, deshojando margaritas y cambiando de planes cada semana. Ahí sigue como una estatua de sal y gesto de profesor ausente, no se sabe si esperando a Ibagaza, al Niño, a Musampa, o a la inspiración. Está esperando tanto que se le va a escapar el tren. Y ya huele a humo. El del infierno.