TVE se rasca poco el bolsillo por el deporte

Televisión Española S.A. está muy poco acostumbrada a pagar por retransmitir deportes que no sean el fútbol y algunos pocos más. Y desde que la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI) entrara para vigilar el déficit y sanear las cuentas del ente público, está dispuesta a pagar cada vez menos. Aún siguen rascándole a TVE cantidades medianamente importantes el ciclismo, con la Vuelta a España y el Tour, y el tenis, con dos de los cuatro grandes, Roland Garros y Open de Australia, la Copa Davis, la Copa Federación y el resto de las competiciones nacionales. Otros deportes, aún en situación de privilegio, reciben alguna cantidad, aunque menos cuantiosa, de la televisión. Es el caso de la Liga ASOBAL, cuyos derechos están compartidos entre TVE, que tiene la primera opción, y Canal+, que tiene la segunda. La mayoría se conforman con llegar a los hogares españoles incluso teniendo que soportar con buen humor la dictadura de la cadena pública a la hora de ajustar la parrilla. Muchas competiciones se ven obligadas a alterar su calendario para ajustarse a la tele. A otras Ligas, como la de Fútbol Sala, les cuesta incluso dinero. La pista, de color azul, sobre la que se juegan los partidos televisados costó en su día 70.000 euros y llevarla, montarla y desmontarla en cada pabellón supone un desembolso semanal de casi 5.000 euros. Los deportes olímpicos, como es el caso del hockey, viven de la caridad del plan ADO y así aseguran una mínima presencia en TVE, aunque la mayor parte de las veces en Teledeporte. Los deportes del todopoderoso y abundante mundo del motor deben su presencia en TVE al interés de las grandes marcas: Renault, en el caso de la Fórmula 1; Dorna, en el caso del Campeonato del Mundo de Motociclismo; y la Federación Española de Automovilismo, en el caso del Mundial de Rallys.