Una baja inorportuna la de Raúl Tamudo. Pero no se puede caer en el lamento. El otro Raúl, Molina, ocupa su lugar y hay que afrontar el partido con lo puesto. Al andaluz, sinceramente, no lo conocía antes de que surgiera como goleador en el Recreativo. Allí fue donde empezó a destacar y a llamar mi atención. Él fue uno de los principales artífices del ascenso onubense a Primera y ya en la máxima categoría hizo un buen año, a pesar de que su equipo acabó regresando a Segunda. Hizo un papel realmente digno y colmado de mérito, ya que las posibilidades del Recre eran reducidas.

De Molina espero que siga siendo el goleador que fue en las últimas campañas. Tiene que demostrar que aquello no fue una casualidad. En Valladolid fue titular en la banda derecha y el pasado fin de semana actuó algunos minutos en la izquierda. Pero ni uno ni otro son sus lugares ideales. El jerezano debe jugar por el centro, cerca de la frontal, que es donde ha dado más tardes de gloria. Esta tarde tendrá la difícil papeleta de medirse al Madrid y habrá de trabajar con ahínco, porque no le llegarán muchos balones en condiciones. Su labor será más oscura de lo habitual, pero si afina y aprovecha una de las pocas ocasiones de las que disponga, tendrá razones para reivindicarse. El Bernabéu puede ser su trampolín.

Dejando al andaluz a un lado, supongo que los españolistas llegan con la idea interior de que los partidos no se pierden sin jugarlos. Si el Madrid tiene el día, meterán más de dos goles. Pero antes de caer, hay que pelear para que no suceda.