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Trofeo Bernabeu | Real Madrid 3 - River Plate 1

El Madrid se pavonea

Buen partido de los canteranos. Dos tantos de Portillo. Detalles de Beckham y Zidane. River, sin gol

Actualizado a
<b>LOS ZIDANES DIERON PASO A LOS PAVONES</B>. Zidane, Helguera, Beckham, Roberto Carlos y Guti, cinco de los pesos pesados del Real Madrid, cedieron su habitual protagonismo a los Pavones de la plantilla.

El Madrid se llevó el Trofeo Bernabéu, que es suyo, y homenajeó a Di Stéfano, que también, con una victoria frente a River, que iba vestido de forma semejante al Atlético de Madrid sin calcular las consecuencias de su imprudencia. Y sin raya transversal, los argentinos pierden mito.

No fue un mal encuentro, para lo que se estila en estos casos, y sirvió para confirmar el valor de los Pavones, lo que en cierto modo homenajeó al actual presidente y dejó a todo el mundo contento, en especial a Portillo, que marcó dos goles y nos recordó que existe.

Pese a jugar sólo 38 minutos, Beckham fue protagonista de nuevo. El inglés parecía muy recuperado de la fiesta de cumpleaños de Ronie y volvió a ejercer su poder de fascinación sobre el Bernabéu, dispuesto a agradecerle cualquier detalle, especialmente los más rudos, que son los que más siguen llamando la atención, tanto era el miedo de la afición a que se hubiera contratado a Ken, el novio de la Barbie.

Lo cierto es que Beckham tiene tanta presencia en el centro del campo que los accesorios casi nos pasan inadvertidos, por ejemplo el nuevo estilo de su coleta, kiki alzado y recogido al estilo Pocholo, confiemos en que no sea una mutación. Durante la primera parte, la mitad de lo mejor fue culpa de Becks, en especial una rosca que cabeceó Solari al palo. También acaparó lo malo, pues estuvo a punto de llevarse por delante a un argentino en una entrada durísima. Es su ramalazo Míster Hyde.

La otra mitad de lo bueno fue responsabilidad de Zidane: un gran disparo según le venía (que siempre le viene bien) y un control y posterior chutazo que rechazó el portero. Esto además de las filigranas habituales. Por algo Zidane es el futbolista favorito de La Saeta, el único que le recuerda cosas.

Entretanto, River se movía sin peligro, pero con finura, lo suficiente para que se puedan intuir muchas cosas y no se llegue a ninguna certeza. En ese plan, Cavenaghi parece bueno, aunque tampoco está claro en qué medida. Digamos por lo visto ayer que cultiva más el sentido del olfato que el del gusto. También resultaron interesantes Luis González y Ludueña, pero de ahí a llevártelos a casa hay un trecho.

En el principio de la segunda parte, los argentinos tuvieron sus mejores momentos, pocos, aprovechando los cambios del Madrid, que pavoneó el equipo. Sin embargo, los jóvenes, aunque quitan consistencia, aportan interés y el partido se reactivó. En este sentido fue un descubrimiento la colocación de Pavón en el lateral derecho, que coincidió con la reubicación de Raúl Bravo en la izquierda. Hay que reconocerle estas aportaciones a Queiroz, que ha descubierto tantos centrales que le rebosan por las bandas.

Solari abrió el marcador con un gran gol lleno de fintas, aunque le dolió y se puso muy serio porque él jugó en River y está de moda afligirse en estos casos. El segundo y el tercero fueron dos típicos cabezazos de Portillo, que se alegró muchísimo para que le viera el entrenador y porque no ha jugado nunca en River. Luis González salvó el honor argentino con un gol de jugador exquisito, levemente Francescoli.

De los canteranos también gustó mucho Jurado, muy jugón (y lo sabe), como se le vio en el Mundial Sub-17. Si fuera de River nosotros ya estaríamos intrigando y los millonarios ya estarían poniendo ceros.