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Primera | Málaga 1 - Real Madrid 3

Luz en el caos

La pegada del Madrid tumba al Málaga en un mal partido. Marcaron Ronie, Beckham, Edgar y Guti. Raúl, lesionado

Actualizado a
<b>LE QUEDAN 29</B>. Ronaldo marcó ayer su sexto gol de la temporada. A este ritmo, no tardará mucho tiempo en llegar a los 35 tantos.

Cada uno puede tener su propia idea del caos, ya sea un atasco, un armario o una reunión familiar con niños a los que alguien haya regalado un tambor. Bien, pues el partido de ayer fue un caos capaz de competir con cualquiera. Y un caos doloroso. Porque cada jugador que intervenía en el juego (o en lo que fuera) se dejaba algo por el camino, ya fuera un plantillazo, un brazo, una pierna o una extremidad semejante. Hubo incluso balonazos a posta, como en el cole; pellizcos no se vieron pero no se descartan.

Así pues cuando digamos que el Málaga hincó la rodilla habrá que tomárselo en el sentido estricto; igualmente si comentamos que el Madrid empujó hasta el extremo.

Y como el roce hace el cariño, el partido estuvo a punto de terminar a tortas, suerte de árbitro templado y sin tarjetas rojas. Allí donde miraras, había lío. Dos ejemplos entre mil: Salva estaba totalmente sobreexcitado, trepando por las espaldas enemigas, y Ronaldo chocaba contra la defensa contraria, intentando rebatir la teoría de la impenetrabilidad de los cuerpos, para la que hoy, que es su cumple, encontrará excepciones.

Es de suponer que viendo aquel jaleo algún espectador de los de 200 euros, entre sollozo y sollozo, tendría un recuerdo cariñoso hacia Queiroz, los Tres Tenores y el señor presidente del Málaga.

Todo lo dicho, por espeluznante que parezca, no evitó que hubiera ocasiones, incluso goles, algunos bonitos. Pero ya sabemos que las espinas esconden rosas o viceversa y que el fútbol es una rosaleda con balones redondos sin cerebro sobre campos cuadrados.

El caso es que en tales condiciones de desorden total el Madrid siempre gana. Por eso marcó primero: Zidane peinó un balón (dentro de lo que cabe) y Ronaldo remató en el segundo palo.

El Málaga, que ya había salido enfurecido, se irritó más y el partido siguió espesando. Muchos de los problemas locales (casi todos) se explicaban por su incapacidad para conseguir goles, a lo que tampoco ayudaba contar con un solo delantero y desquiciado. En el Madrid el dilema era salir del enredo táctico que le planteaba el rival: presión contenida con tendencia a la expansión.

En la segunda parte el juego se hizo algo menos comprensible. Los dos equipos siguieron proponiendo lo mismo, pero el Madrid sentenció. Antes se había retirado por lesión Raúl, que fue sustituido por Guti, al que Queiroz colocó en la izquierda, junto a Zidane, para que se estorbaran y así desconcertar al Málaga.

Beckham deshizo el batiburrillo reinante al transformar un lanzamiento de falta, indirecto esta vez. El inglés tocó, Figo pisó la pelota y el disparo de Becks se coló por el palo que debía cubrir y no cubría Arnau, al que alguien destiñó su camiseta al lavarla con ropa de color, con lo que eso desconcentra.

Luego vino la chilena de Edgar un poco en plan Evasión o Victoria, aunque ni una cosa ni la otra, y el postrero tanto de Guti, que se deshizo de Zidane, sustituido poco antes.

Interesante partido, en fin, para todos aquellos que estudian el movimiento de los átomos y su repercusión en el comportamiento humano, incluidos los entrenadores.

Ovación a los de la Davis

El equipo español de Copa Davis, que horas antes había eliminado a Argentina, hizo el saque de honor del encuentro.