El sueño de José Antonio se cumplió

José Antonio Quintanal tenía una pasión: practicar el tiro; y un sueño: que alguno de sus tres hijos, dos chicos y una chica, la heredaran. María, la benjamina, fue la que cumplió el deseo de José Antonio, ya fallecido. El pasado martes conquistó en el Campeonato del Mundo el oro en la modalidad de doble trap, olímpica desde Atlanta, y unos meses antes, en julio, se proclamaba en Chequia campeona de Europa en doble trap y en foso olímpico, asegurándose ya entonces su plaza olímpica para Atenas.

Nunca antes ningún tirador había logrado el doblete en un Europeo y en un Mundial en el mismo año. Y uno de los oros, el de foso olímpico en el Europeo, ya lo había conquistado en 2002. Casada con el también tirador Sergio Piñero, con el que tiene una hija, Aranzazu de dos años, María reconoce que la maternidad le ha dado suerte ya que desde entonces ha obtenido sus mejores resultados. Estará en Atenas, no así su marido que no ha logrado el pase. Esta vez será él quien la acompañe. Ya lo hizo ella en Sydney cuando entonces la fortuna no se decantó de su lado y se quedó fuera de la que hubiera sido su segunda participación olímpica tras Atlanta.

Ayer regresó a Las Palmas, donde vive desde que se casó con Sergio, que es canario, en 1998 y donde cuenta también con el apoyo de su suegro, también tirador. Pese al buen clima del que disfruta en Canarias, María reconoce que echa de menos el sirimiri de su Bilbao natal. Fue allí donde empezó a practicar el tiro al plato a los 15 años en clubes como El Regato en Bilbao, El Pino en Algorta (Vizcaya) o Gudamendi en San Sebastián. El sueño de José Antonio Quintanal se cumplió con creces y María reconoce que se acuerda de su padre cada vez que entra a tirar.