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Liga de Campeones | Real Madrid - O. Marsella

Primera etapa hacia la Décima

Cambiasso se recupera y será titular. Drogba es duda hasta última hora y Mido está en la recámara. El Olympique llega con fama de equipo atrevido

Actualizado a
<B>A FAVOR</B> Las últimas Copas de Europa se ganaron en año par y con el Oporto en el grupo previo

Todo es un entrenamiento para llegar a esto, la Champions. Lo es incluso la Liga, que está muy bien pero no hace llorar. Y la importancia de las cosas, las serias, se mide más por su capacidad para generar pena que alegría. Luego, huyendo de la pena, uno a veces hasta se lo pasa bien.

Del Bosque, que conocía estos misterios (y otros), supo que cuando perdió la Champions lo había perdido todo, incluso la Liga que ganó. Porque aunque ha habido otras, y las habrá, el verdadero amor del Madrid es la Copa de Europa y por eso se fichó a un entrenador con los ojos azules que sabe idiomas; pudo ser Emidio Tucci, pero fue Queiroz.

Este equipo rutilante, que será juzgado en el futuro (en mayo) por sus Copas de Europa, recibe hoy al Olympique de Marsella, conjunto que llega con fama de practicar también el naturismo, lo que igualará hoy el Bernabéu a una playa de Almería que yo me sé.

Aunque después de lo visto el sábado nos parezca que todos los rivales se rendirán como doncella en primavera, el desafío no es fácil. Ya nadie es fácil (ver Selección española). Apenas quedan membrillos y ninguno está en el grupo del Madrid: Oporto y Partizán, además de los franceses. Y pasan dos. Y tropiezas un día y el resto del camino es Holocausto Caníbal (film en que los aborígenes se vengan de un explorador abusador).

Para añadir intríngulis al asunto, el Olympique, además de con varios franceses enormes de origen colonial, se presenta con Drogba, internacional de Costa de Marfil y estrella del equipo que llega entre algodones para poner a prueba la pericia de Raúl Bravo. Porque a falta de Helguera, el lateral izquierdo volverá a ser titular en el centro de la defensa.

Y es que, salvo sorpresa, el Madrid que jugará esta noche será el mismo que se merendó al Valladolid, incluido Cambiasso, milagrosamente recuperado porque el que se mueve no sale en la foto y corre el riesgo de ser empaquetado por Valdano. Guti seguirá esperando, claro exponente del refranero popular: "Mucho te quiero perrito, pero pan poquito".

Tal vez sea el ansia, pero todo presagia un gran partido con sustos variados y cientos de goles. Es bonito cuando el mundo se reordena en otoño (si es que llega el otoño algún día y no nos invade el desierto). Olvidé decir que las cábalas empujan al Madrid, año par, el Oporto y la Décima para el equipo diez. Datos que estarían muy bien si no fuera por su indudable efecto gafe.