Fórmula 1 | GP de Italia

Gené debutó con el Williams y es quinto

Ralf causó baja. Alonso, obligado a remontar por una avería eléctrica

<b>LLAMADA A LAS 7:30.</B> Marc Gené, en la imagen negociando una de las chicanes de Monza, recibió una llamada del jefe de operaciones Sam Michael a su hotel a las siete y media de la mañana. Se creía que era el despertador y lo primero que hizo fue colgarle el teléfono.
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A las 7:30 de la mañana sonó el teléfono en la habitación de Marc Gené. Hotel del Parque, donde se hospedan la mayoría de los pilotos, a sólo unos metros del autódromo. Era Sam Michael, jefe de operaciones de Williams. El catalán le colgó, creía que era el despertador. Nueva llamada: "Marc, date prisa, tienes que reemplazar a Ralf, que no se encuentra bien". Comenzaba así la gran oportunidad de la carrera del sabadellense. Subirse al coche más competitivo en Monza y demostrar al mundo que es algo más que un excelente probador. Y otro de los momentos dulces de esta temporada de ensueño del automovilismo español. Dos de nuestros pilotos, Marc y Alonso, metidos en el top ocho del Mundial de Fórmula 1. Casi nada. El resultado de su debut: un quinto, puesto que le hace soñar con alcanzar hoy el podio.

Y el de Alonso, un desesperanzador vigésimo puesto motivado por un trompo a consecuencia de una avería electrónica. Se quedó sin control de tracción. Sin ese problema, se habría metido entre los seis primeros. El equipo no ha detectado donde estuvo el fallo, pero deberá pedir autorización para repararlo. Su esperanza es puntuar, pero para eso deberá hacer una salida atómica, porque su motor (el viejo otra vez), no da más de sí. Toca remontada. Y quizás desde boxes con el muleto si el bueno finalmente no lo reparan. La táctica prevista es de dos paradas.

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Pole de ‘Schumi’. Marc estuvo bien, y eso que tuvo que lidiar con el hándicap de salir primero a la calificación (tres décimas). Cometió un error en la primera curva (otras dos) y el resto de su diferencia con Montoya lo puso la lucha entre el colombiano y Schumacher por la pole. Los Ferrari llevan menos gasolina, pero la vuelta de Schumi tuvo el toque de genialidad de los más grandes. Su paso por la primera chicane es para verla una y otra vez. Las gradas de Monza casi se caían de emoción.

La prensa internacional no cesó de lanzar elogios al ex piloto de Minardi, por su aplomo y no cometer ningún error grave (¿acaso se creían que era un zote?), y Gené concedió entrevistas en castellano, catalán, francés, inglés, italiano y alemán. Si lo aprovecha bien ("gracias por la felicitación, pero ahora hay que acabarlo"); se garantizará un futuro volante en la F-1.

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