Indulgente Bernabéu
Puede que fuera porque había mucho veraneante forastero despistado, pero el estadio estuvo generoso y complaciente con los que debutaban. Al principio vimos el mismo atolondramiento de partidos anteriores, la misma anarquía en el centro del campo, las mismas dudas sobre las funciones de Figo y Beckham, pero el respetable no estaba por bajar el pulgar a las primera de cambio. Queiroz fuee ignoraron y al inglés estuvieron mimándole en cada jugada.
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Segunda conclusión. Tiene pinta de que va a ser un calco de la pasada temporada. El Bernabéu pesa lo suficiente como para que los rivales se atrincheren atrás. El Mallorca era un excepción hasta ayer. Pacheco metió al equipo en su portería y hasta Ibagaza acabó siendo un rudo leñador. La última Liga se ganó porque apenas se escaparon puntos en casa. Parece que la calidad de Zidane, la explosiva velocidad de Ronaldo, los goles de Raúl y el acompañamiento del resto, sirven para sacar los partidos del Bernabéu con la gorra. O casi.
Por último, certificar el gancho que tiene el cuarto proyecto de Florentino. Si en pleno mes de vacaciones se registra una entrada como la que vimos ayer, los llenos en Liga, sea cual sea el rival, dejarán de ser noticia un año más. Eso refuerza la teoría presidencial sobre fichajes. El público paga por ver ganar a su equipo, pero también por los tres o cuatro detalles mágicos que, de forma individual, regala siempre este grupo. Basta que Zidane baile sobre el esférico o que Ronaldo arrolle en un par de galopadas a la defensa contraria para que muchos justifiquen el precio de su entrada. Si encima el equipo devuelve esa generosidad con goles, y Beckham marca en su debut....
