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Figo, exilio de lujo

Los chinos bastante tenían con aporrear los palos de plástico y abrir bien los ojos ante los arabescos que les regaló durante una hora Zidane, pero seguro que en su incipiente conocimiento futbolístico pasó desapercibida una de las claves del partido: la nueva posición de Figo en el campo. Uno, que llegaba a este tercer partido del Madrid virgen tras oír sólo referencias de los anteriores en el polo norte, quedó gratamente sorprendido con el encaje de bolillos de Queiroz. En ese encaje la figura fundamental es el otrora extremo portugués. Se ha buscado la solución más coherente, la misma que en su día se utilizó para ubicar a Zidane. Dejarle la banda izquierda a Roberto Carlos y acomodar a Figo en el centro, junto a Makelele, Zidane, Beckham y hasta Raúl. Se gana manejo de balón y control.

Además, esa posición beneficia la evolución de su juego. Con los años ha perdido regate, velocidad y desborde en la banda pero ha ganado en sacrificio, visión de juego y pase vertical. Aunque pudiera parecer que el cambio natural estaba en situarlo en la izquierda, por lo visto es mucho más aprovechable en el centro, con tendencia a caer en esa banda izquierda pero sin pegarse del todo a ella. Cuanta más libertad le den en el centro, más posibilidad de improvisación. Sin olvidar que en esa zona el único efectivo recuperando balones, además de Makelele, era Raúl. Ahora se incorpora otro. La suma de buenos jugadores no debe ser problema para un técnico. Se trata de que cada uno se sienta importante en el campo. Y Figo tiene pinta de disfrutar.