Palizón físico y madrugón en el arranque

No es la primera vez que la Selección se concentra en San Fernando. Ya lo hizo en dos ocasiones. Y no le fue nada mal. Fue en las vísperas del Mundobasket de Atenas (1998), en la que se obtuvo un brillante quinto puesto, y antes del Europeo de Turquía (2001), en el que se alcanzó la medalla de bronce.

Con estos optimistas antecedentes comenzó la concentración del combinado nacional en Bahía Sur, un complejo comercial-deportivo que en un radio de 400 metros congrega todas las instalaciones necesarias para realizar una preparación de alto nivel (piscina, pista de atletismo, gimnasio y, por supuesto, pista de baloncesto). A pesar de que algunos expedicionarios habían llegado a San Fernando rozando la medianoche anterior, no hubo piedad y a las 7:30 estaba todo el mundo en planta. Desayuno y sesión de trabajo en las pistas de atletismo a las órdenes del preparador físico, Diego Soto. Allí coincidieron con la plantilla de fútbol del Cádiz, que también pasaba un test de pretemporada. Todos los seleccionados han cumplido con profesionalidad el planning personalizado que les diseñó el cuerpo técnico.

Posteriormente, compromiso con los patrocinadores y los medios de comunicación con las fotos oficiales, deferencia con los cazaautógrafos y un circuito de pesas de tres cuartos de hora con cargas diferenciadas para bases, aleros y pívots. Comida, reponedora siesta y vuelta a la cancha. Tocaba sesión técnico/táctica. Queda un mes. La cuenta atrás para Suecia ya ha comenzado.