Yo digo José Ribagorda

Nuestro anhelado Ibagaza

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Es el anhelo más reiterado cuando comparto opiniones con simpatizantes del Atlético. Que el Caño Ibagaza recale cuanto antes en nuestras filas. Es como si el argentino, que a todos ha deslumbrado en el Mallorca, fuese el plus que necesita nuestra diezmada confianza para creer realmente que las posibilidades del equipo la próxima temporada pueden ir más allá de mantenernos en la categoría. Es necesario poblar de certezas el once que se perfila. Apenas sabemos nada de Lequi, Rodrigo o Nikolaidis. Algo más de Musampa, pero tampoco demasiado. Tanto desconocimiento va en menoscabo de una ilusión que debe nutrirse con refuerzos contrastados para que no acabe convirtiéndose en una ilusa conjunción de meras fantasías.

La sensatez del nuevo entrenador, especialista en crear bloques de lo más competitivos y la lucidez de Ibagaza inventando el fútbol cada tarde para que Fernando Torres traduzca sus imaginativos pases en gol, son anhelos que dibujan la sonrisa en el rostro de los atléticos a poco que pensemos en ello. Resulta un tanto lógico que en cada conversación de estos días se circunscriba en forma de deseo la ciclópea figura futbolística del menudo Ibagaza. Estoy también seguro que él debe estar deseando recalar en un grande. Nuestra pretendida grandeza no puede dejar de prescindir de un jugador como él. Todos los esfuerzos deben ser pocos para dar una satisfacción a la abnegada afición.

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