Volvió la emoción

Aunque suene a tópico, ayer el podio de París coronó al mejor ciclista de este Tour: Lance Armstrong. Y digo que ha sido el mejor porque si algo tiene el Tour es que nunca engaña. El americano ha entrado en la historia de la carrera por méritos propios: por ganar su quinto Tour consecutivo y por hacerlo en una de las rondas más igualada y competitiva de los últimos años. Este Tour que ayer concluyó se ha ganado también muchos nuevos aficionados a base de emociones.

En este Tour hemos descubierto además muchas cosas: a un Armstrong más humano (entre otras cosas porque ha tenido la victoria más difícil que nunca); a un Joseba Beloki transformadísimo; a un Ullrich que ha vuelto por sus fueros, a un escalador genial, Mayo, del estilo de Bahamontes, Julio Jiménez, Fuente, Perico..., de esa raza de ciclistas que ponen la emoción a las grandes carreras por etapas. Sólo nos ha faltado un detalle para que la fiesta fuera completa, ese podio al que tan bien nos tenían acostumbrados primero Indurain y luego Beloki. Porque a nivel de victorias de etapa hemos sumado cuatro (Mayo, Flecha, Sastre, Lastras), que no está mal. Y lo mejor es que los nuestros apuntan a que el año que viene lo harán aún mejor. Para el Tour de 2004 el espectáculo está asegurado de antemano.