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El pulso final

Jesús Gil se incorporó al Atleti a finales de 1980 cuando se apuntó como socio. Era condición imprescindible para poder ser directivo. No lo consiguió con Cabeza, pero sí en el retorno de Calderón (1982), aunque sólo lo fuese durante cinco meses. Luego, en 1987, ganó unas elecciones presidenciales y en 1992 se constituyó en el máximo propietario de la Sociedad Anónima Deportiva en que se convirtió el club rojiblanco. Luis Aragonés es un profesional del fútbol desde su primera juventud. En 1956 comenzó su singladura por el mundo futbolístico, primero como jugador y desde 1974 como técnico, después de haber obtenido el tercer puesto en la XXII promoción (1972) de la Escuela Nacional de Entrenadores.

El primer contacto profesional entre ambos se produjo en los vestuarios de La Romareda el 27 de junio de 1987.Gil era presidente electo y Luis entrenador del Atleti despojado por el acierto de la Real y un grave error arbitral de un nuevo título de campeón de España. Cuatro días después, el nuevo presidente prescindió de los servicios del entrenador tras una borrascosa entrevista.

En realidad, nunca se han entendido. Ni entonces, ni después, ni ahora. Para Luis, el fúbol es su razón de vivir, su pasión. Para Gil, el fútbol ha sido un medio para alcanzar otros fines, aunque con los años se haya dejado ganar por el sentimiento rojiblanco. Hablan idiomas muy distintos y, por tanto, nunca llegarán a entenderse. Gil ha anunciado su marcha. Luis provoca la suya.