Ayer se puso en marcha la décima edición de la Liga de Verano de Alcoy, que como es habitual tiene carácter experimental. Pero esta vez no sólo es campo de pruebas para jugadores o colegiados; también se ensayan elementos técnicos que pueden añadir fluidez y rigor a los encuentros oficiales.

La singular atracción del torneo es el ‘Silbato inteligente’, que es un silbato habitual al que se ha conectado un sensor que detiene automáticamente el crono del partido. De este modo se ganan décimas (el tiempo que el cronometrador tarda en escuchar el pitido y parar el reloj) o se evita el posible error humano.

Hay un segundo aparato a prueba: una petaca que permite al colegiado iniciar la cuenta de segundos en las posesiones de cada equipo. Lo habitual es que haga una señal cuando un jugador de campo toca el balón tras saque de banda, y el cronometrador abre la cuenta de 24 segundos. Con el sistema actual se suprime intermediación y es el propio colegiado el que desbloquea el crono apretando un botón de una petaca que envía señales y lleva en la cintura.

Todos estos ingenios, sin embargo, no hacen olvidar que en los ocho equipos que compiten hay firmes promesas como Álex Luyk, Marc Gasol, o el dúo mágico del Joventut, Rudy Fernández-Panchi Barrera.