Once ciclistas holandeses murieron en circunstancias similares hace 14 años
Once ciclistas holandeses fallecieron en circunstancias similares, cuando dormían y por un paro cardíaco, durante las temporadas 1988 y 89. Entre ellos el profesional Bert Oosterbosch, del equipo Raleigh, que fue un gran rodador y especialista contrarreloj de los años ochenta, ganador de tres etapas en el Tour de Francia. Su muerte se produjo en 1989 cuando ya estaba retirado. Los otros diez corredores, cuyos nombres no transcendieron, eran todos jóvenes entre 20 y 30 años que competían en categoría amateur. Esta fatídica racha provocó una investigación de las autoridades deportivas holandesas que finalmente determinó que había sido la eritropoietina (EPO) la causante de estos fallecimientos. Este estudio, unido a otro de un científico sueco, Bjkor Ekblom, provocó a su vez que en abril de 1990 el Comité Olímpico Internacional incluyera entre las sustancias prohibidas a la EPO, un medicamento que fue estrella del dopaje, al redsultar indetectable hasta hace poco tiempo.