No depende de terceros
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Hace tiempo que no veíamos jugar tan bien al fútbol de forma colectiva. Es la segunda vez en la temporada que me descubro ante el técnico de la Real Sociedad. Su forma de ver el juego es tan loable como el carácter valiente de sus jugadores para asimilarlo. Es conveniente decirlo ahora, que terceros con o sin intereses están alterando el mano a mano entre los dos candidatos al título. Si la Real salva los nervios que han atenazado sus ideas en las últimas jornadas, será campeón. Y lo será al margen de árbitros, algo que hay que proclamar bien alto, aunque no olvidemos la absurda confabulación en contra que se inventó De Pedro hace unos meses y que ahora ha quedado burdamente desmontada.
D e lo único que hay que dudar, de aquí al final, es de las fuerzas propias y de la incompetencia de los colegiados. Que te toque en suerte el patético Turienzo es fruto del disparate del ordenador. O a Carmona. O a tantos otros que no están capacitados para pitar bajo presión. Pero no se puede hablar de mala fe. Son malos, sin más. Del mismo modo pongo la mano en el fuego por el especulativo Celta de Lotina y por el anárquico Atlético de Luis. Jugarán a ganar, aunque lo normal es que pierdan, porque se juegan menos. A estas alturas, no se admiten excusas.
