Aranzubía mantiene el sueño del Athletic
El meta lo paró todo ante un Villarreal que puso juego y ocasiones

No sé si sumar un punto en El Madrigal entraba dentro de las cuentas que había hecho Jupp Heynckes para asegurar un puesto en la UEFA en estas tres últimas jornadas. Por lo menos, eso es lo que pareció y, de ser así, parece toda una osadía teniendo en cuenta que los leones cerrarán la temporada recibiendo al Deportivo y visitando el Santiago Bernabéu. Y digo que pareció así porque el Athletic fue ayer, especialmente en la segunda mitad, un equipo sin ilusión, sin ideas, vulgar e incapaz de agobiar a un Villarreal que, con la permanencia asegurada, pudo liberar al fin todos sus fantasmas y ofrecer lo mejor de su juego.
Mucho le tendrá que deber el Athletic a Aranzubía si finalmente se cuela en competición europea. El meta asumió todo el protagonismo en la segunda mitad, en la que tres manos prodigiosas salvaron los remates envenenados de Farinós, Jorge López y, sobre todo, de Antonio De Nigris.
Antes de eso, el Villarreal ya había demostrado en el primer tiempo que si alguien merecía sumar ayer los tres puntos, no era otro que el equipo amarillo. Tres minutos le bastaron para ponerse por delante el marcado, justo lo que tardó Arruabarrena en encontrar a Víctor. Floro decidió colocarle ayer por la derecha y el extremeño se hartó de jugar bien al fútbol. La banda se le quedaba pequeña y no dudaba en aparecer también por el centro. Belletti desaprovechó una gran asistencia suya para lograr el 2-0 que, visto lo visto, habría resultado definitivo.
Noticias relacionadas
Y es que el Athletic apenas se dejaba ver por El Madrigal. Tuvo que ser Etxeberría (el único del famoso tridente bilbaíno que ayer dio señales de vida) quien logró el empate en una acción aislada, tras una buena parada de Reina a tiro de Urzaiz.
Aún quedaban 60 minutos por delante, pero en todo ese tiempo, sólo el Villarreal demostró que parecía jugarse algo. Jorge López, Calleja, Farinós y Víctor se bastaban para poner en apuros a la zaga visitante. Mención aparte merece Palermo. El argentino desaprovechó su enésima oportunidad, dejando claro que él no es ni debe ser la estrella que guíe el proyecto amarillo. Su sustitución, entre pitos, sonó a despedida. El agobio para el Athletic se prolongó hasta el descuento, ya que una rigurosa falta señalada por Rubinos Pérez de Ballesteros en el 95 impidió el 2-1 que habría hecho justicia.