"Brindaré por el ascenso del Murcia"

Manolo Sánchez continúa siendo una institución en el Real Murcia. Tras su salida del conjunto murcianista, desembarcó en el Atlético de Madrid y ahí le llegó la fama, un pichichi y una participación mundialista, la de Italia’90. Pese a todos sus éxitos, este habilidoso delantero no ha olvidado sus orígenes. El equipo murcianista le descubrió como futbolista y su agradecimiento es patente: "Brindaré por el ascenso porque parte de mi corazón es grana. Tengo amigos de muchos años. Sigo sintiendo los colores del Murcia. Fue mi trampolín para llegar a lo más alto y siempre estaré agradecido a ese club y a esa afición".

El cacereño se declara seguidor murcianista y demuestra conocer a la perfección la evolución del que fuera uno de sus dos grandes equipos, junto con el Atlético: "Lo que más me gusta es que desde un principio se ha visto que el Real Murcia sabía a qué jugaba. Un equipo sin muchos nombres de relumbrón, al principio, que han despuntado. Tienen una mentalidad ganadora, importante, con carácter, que supongo que se lo ha transmitido su entrenador. Son muchas virtudes, lo que unido al vuelco de la afición, se ha traducido en que puedan conseguir el merecido ascenso a Primera".

Manolo también vivió un ascenso a la máxima categoría, el último del Real Murcia, en la 85-86: "Recuerdo aquel ascenso. Fue en un partido en Elche y nos faltaba un punto, también a cuatro jornadas. Hicimos una gran campaña, con Campillo en el banquillo y hombres de mucha calidad. Yo empezaba a despuntar y fue un año maravilloso". Aún guarda relación con alguno de ellos, como Guina, al que ve regularmente. Aun así llamará a sus antiguos compañeros: "Llegué con 20 años. Todos fueron grandes amigos, desde el presidente hasta el último, y cuando ascienda llamaré a Juanjo, Vidaña o Núñez".

Vivió dos partidos en el calabozo

Una de las anécdotas más simpáticas de la historia murcianista fue la protagonizada por Manolo en la ‘mili’. El jugador la compaginó con su carrera futbolística hasta que un desliz le costó pasar dos partidos por el calabozo. "Hacía la mili en Sabadell y cogía el avión Murcia-Barcelona. Tenía que estar el lunes por la mañana en el cuartel. Al tiempo, me retrasé un poco en la llegada y el coronel me metió un paquete, quince días de calabozo. Cuando intentamos convencerles, incluido directivos, fue imposible. Me perdí dos partidos del ascenso por esto. Era un momento dulce, hacía goles y se me truncó, aunque me sirvió para espabilarme", recuerda Manolo.

Sus chilenas aún son recordadas

En la retina de los aficionados de La Condomina queda aún la imagen de un joven delantero capaz de marcar goles espectaculares. Dos de ellos tuvieron un denominador común, fueron en Primera, ante históricos y de chilena. "Nunca olvidaré el gol de chilena a Paco Buyo ante el Real Madrid. Y tampoco del que le hice al Athletic de Bilbao, también de chilena y desde fuera del área. Son los mejores goles que hice en mi paso por el Real Murcia" relataba el propio delantero, que no dudaba en definirse: "Jugaba de segundo punta. Era muy habilidoso, muy rápido y me gustaba bajar al centro del campo para tener el balón e iniciar la jugada de ataque al área rival. También tenía gol".