Thiago Motta no está dispuesto a pincharse para poder jugar mañana ante el Mallorca. El centrocampista, que cobró un gran protagonismo en el equipo titular desde la llegada de Radomir Antic, padece una lumbalgia que no ha podido dejar de lado desde el partido contra la Real Sociedad, a finales de abril. Pese a los esfuerzos de médicos y fisioterapeutas, Motta sigue de baja, porque el dolor no se le retira. El brasileño rechazó la propuesta de infiltrarse con algún producto que le permita estar presente mañana con el equipo.

No es la primera vez que un jugador del Barça se niega a una infiltración. La pasada temporada lo hizo Javier Saviola, que se bajó del partido en Riazor, y esta misma campaña fue Frank de Boer quien dijo no a la invitación del doctor Ricard Pruna.

Problemas atrás. Antic ya tenía ciertos inconvenientes para formar una defensa sólida, ya que Carles Puyol y De Boer están suspendidos por un partido. Había previsto el técnico serbio alinear en el eje de la zaga a Michael Reiziger y Patrick Andersson, pero el holandés se retiró ayer del ensayo tras un mal disparo con la pierna derecha. Reiziger chutó la hierba, lo que le produjo una distensión capsular externa en la rodilla. Si no se recupera para mañana, la única opción que le queda a Antic es la de alinear a Philippe Christanval, un zaguero con el que apenas ha contado.