Luis se va: hasta siempre
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Tiene demasiado carácter y está lo suficientemente de vuelta de todo como para aguantar lo que a otros, tal vez, no les queda más remedio. Por eso intuíamos que desde el primer exabrupto de Gil contra la plantilla sus horas estaban contadas. Su entrega y sus desvelos al club, a su club, pasan seguramente por todo, menos por soportar las desequilibrantes arengas del presidente. Por ahí no pasa. El próximo 30 de junio nos deja. Y lo hace con los deberes hechos, como suele caracterizar a los hombres de palabra. Dio la espalda a la gloria europea con el Mallorca por devolvernos la dignidad perdida. Y tal como aseguró al principio de esta temporada está a punto de cumplir su objetivo de conseguir la permanencia. Él sabía perfectamente que el equipo que ponían a sus órdenes este año no estaba para florituras de ningún tipo. Y una vez más no se equivocaba.
Con la canícula estival, un desmotivado y malhumorado Luis Aragonés dejará un banquillo desde el que se le ha criticado que ensayará mil y un equipos, pero a lo mejor no hemos pensado lo suficiente en que no había forma humana de conjuntar un bloque mínimamente competitivo con las perlas que tenemos. Su marcha solamente me alegra, porque puede devolverle una alegría y un tono vital que parece haber perdido en los últimos meses. Se va, pero seguro que con el pesar y el reconocimiento de la mayoría de los atléticos. Desgraciadamente, otros seguro que aprovecharán su sapiencia.