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Cesarini y el gol del último suspiro

El 13 de diciembre de 1931 se enfrentaron en Turín las selecciones de Italia y Hungría. Al cumplirse los cuarenta y cinco minutos de la segunda parte el marcador señalaba un empate a dos goles. No era habitual que los árbitros de entonces prolongasen el partido más allá de de lo dictado por el reglamento, pero en esta ocasión sí lo hizo el colegiado de turno, el suizo Mercet. Sí, el del desempate entre España e Italia en el Mundial de 1934. Durante esa prolongación el oriundo Cesarini marcó el gol de la victoria azzurra. Desde entonces se denomina "Zona Cesarini" en los medios deportivos italianos al espacio de tiempo, más allá de lo que marca el cronómetro, durante el cual se consigue un gol decisivo en el último suspiro. Con la normativa actual de recuperar un tiempo por los cambios de jugadores o la atención a los lesionados, la llamada "Zona Cesarini" comienza a ser más frecuentemente determinante de lo que lo fue antaño.

Cesarini fue un jugador brillante. Nació en Senigallia (Italia) el 11 de abril de 1906, pero sus padres se trasladaron a Argentina cuando él era un niño. Allí se formó como futbolista actuando en el Palermo, Alvear y Chacarita Juniors. Fue internacional con la mítica albiceleste. Con 23 años fue fichado por la Juventus de Turín, para la que jugó seis temporadas. En 1935 retornó a Argentina para no tener que ir a la guerra de Abisinia. En su otro país siguió actuando en Chacarita y River Plate y comenzó su carrera profesional como técnico, alcanzando grandes éxitos con River Plate, donde tuvo a sus órdenes a "La Máquina" de Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau e hizo debutar a Di Stéfano. Falleció el 24 de marzo de 1969.