Casi media Liga

Primera | Sevilla 1 - Real Madrid 3

Casi media Liga

Casi media Liga

miguel ángel morenatti y jesús aguilera

El Real Madrid dio un recital de oficio ante un adversario muy batallador. Zidane, Guti y Makelele estuvieron espléndidos

Es muy probable que el Real Madrid ganara ayer media Liga, o casi. Cuando se esperaba un equipo entre aturdido y relamido por lo sucedido en Manchester, nos encontramos, y me declaro el primer sorprendido, con un sencillo y magnífico recital. Suena fuerte eso de recital, lo sé, pero hay formas de exhibirse que no necesitan de fuegos artificiales. No siempre se juega en Old Trafford y no siempre los rivales aceptan un combate abierto. Hay partidos perrunos, de correr y dar patadas, de esperar, partidos que no otorgan gloria inmediata, partidos cotidianos que consisten en regatear a tu jefe, sobrevivir al menú del día, sortear la entrada del director y llegar vivo a casa. En semejantes jornadas también se gana la Copa de Europa. Y así fue jugar contra el Sevilla.

Este Real Madrid que tanto criticamos por seleccionar objetivos glamurosos ayer nos descubrió una cara nueva, metódica, racional, abnegada, no sé si hasta decir humilde. Y en este equipo la culpa de todo lo que no es Armani la tiene Del Bosque, será mejor no olvidarse.

Para empezar, alineó al mismo equipo que en Manchester, con Miñambres sustituyendo al sancionado Salgado. Del Bosque premiaba así las actuaciones de McManaman y de Guti. Y de paso, esto no lo reconocerá jamás, ni enterrado hasta el cuello rodeado de hormigas, castigaba la abrumadora mediocridad de Flavio. Sin embargo, más allá de cualquier planteamiento táctico, el equipo salía mentalizado, consciente de que se estaba jugando la Liga.

Y no era fácil resistir las embestidas del Sevilla, el empuje de su estadio, el moderno, el futuro, me atrevería a decir. ¡Ángela María, virgen santa!, exclamaban los aficionados madridistas cuando a los diez minutos los locales rozaban el gol en dos acciones casi seguidas.

Fue un mérito sobreponerse a eso, como lo fue la paciencia, tocar mil veces y abrir el campo. Fue un mérito interpretar el partido, marcharse a Inglaterra a comprenderlo. Allí, entre ese público, tal vez se entendieron cosas que tienen que ver más con el fútbol que con la fama.

Y todo resultó más fácil cuando Zidane dejó de inclinarse hacia la banda izquierda y dejó ese puesto a Guti, que ayer parecía liberado, no me pregunten de qué. Con ese dibujo el Madrid se reveló dueño y señor, al menos en lo que se podía, porque para controlar a Reyes se necesitan grilletes. O ficharlo.

El primer gol llegó por un cabezazo de Helguera a un gran pase de Zidane. Ignoro qué hacía allí Helguera; sólo sé que el día que el Madrid compre un central (o dos) y suba a Helguera al medio centro con Makelele se dará cuenta de que hasta entonces jugaba con un brazo atado a la espalda. Por cierto, Makelele estuvo ayer en un plan que sólo le faltó servir las Coca-Colas y apagar las luces: inmenso, omnipresente, superdotado, como es él.

El gol del Sevilla, que delató la absoluta candidez de Miñambres y la artrosis de Hierro (ambos se limitaron a mirar qué bonito era el pase de Reyes), tampoco amedrentó al Madrid, que se mantuvo firme y se fue a comprar el pan vestido de James Bond. Zidane marcó el segundo gol estimulado por un pase de Guti y Morientes el tercero gracias a Cambiasso. ¿Dije media Liga? Quizá me quedé corto.

EL DETALLE

El Real, con su 3ª camiseta

El Madrid jugó ayer con su tercera indumentaria, de color nazareno. Es la primera vez que la emplea en partido oficial y ganó con ella.