Un marrón de Lendoiro

Parece mentira que un hombre al que le he visto marear a altos ejecutivos por un quítame allá esas pajas, se muestre tan timorato y vulnerable con los caprichos e indisciplinas de sus jugadores. Si el día que Djalminha le metió un cabezazo a Irureta hubiera llegado Lendoiro al vestuario y le hubiera mandado a casita, no tendríamos que haber visto luego tanto desplante y tanto capricho de los jugadores. La lista es grande. Tristán, Makaay, Luque...Y siempre la misma contestación del presidente: "eso es cosa del entrenador, que debe arreglarlo dentro del vestuario". No, eso no es cosa del entrenador. Eso es algo que usted debe resolverle al entrenador. Justo al revés. Así, se reforzaría su principio de autoridad y también el del propio club.

S i no existiera ese caldo de cultivo, sería impensable que un hombre tan apacible y medroso como Donato, se atreviera a dar plantón a Irureta en el mismo aeropuerto antes de viajar. Para colmo de males, el Mallorca le vino a dar la razón a Donato en sus protestas. Están los centrales lesionados y el técnico usa a un lateral antes que al hispano brasileño. Pero esa es otra cuestión. Aquí estamos hablando de autoridad y disciplina para poder conducir un grupo de veinticinco personas. Y eso falta desde hace tiempo en el Depor por culpa de Lendoiro.