Yo digo J. J. Santos

Antic nunca asumió su despido

J.J.Santos
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Han pasado diez años. Mendoza nunca le dijo a la cara que estaba despedido cuando el equipo era líder. Para eso estaba el gerente. Tampoco se atrevió, dos meses después, a comunicarle que no podía colaborar con un programa de televisión mientras fuera manager general. Le llegó el aviso por mensajero. Conociendo a Antic, esa herida no ha cicatrizado a día de hoy. Y eso que ayudó el doblete logrado con el eterno rival años después. Aquel Atlético les dio en los morros a los que le acusaron en el Madrid de ganar sin dar espectáculo. De aquella etapa corta e intensa como madridista, Radomir conserva el recuerdo de un Hierro que goleaba como centrocampista y poco más. Por no estar no están ni los que le despidieron impunemente. Pero Antic, por encima de todo, es orgulloso.

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Ahora regresa agobiado por una situación, la del Barça, que asume pero no maneja. Y eso le tiene alterado. Da derrotes de cuando en cuando a la prensa para no atacar a los que provisionalmente dirigen el club. Se traga la situación de caos, soñando con alcanzar una Copa de Europa que se le escapó con el Atlético por un maldito penalti fallado por Esnáider.

Es como una pesadilla. Cuando los dos grandes de nuestro fútbol llaman a su puerta, la inestabilidad en las oficinas minimiza su trabajo. Antes con el Real Madrid y ahora con el Barça, ha de apechugar con una plantilla que no es suya, con los despidos de sus colegas que él no ha propiciado y con unas urgencias que no ayudan a sacar el máximo provecho de sus jugadores. Cruel destino, Rado.

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