Conformarse es perder
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El Atlético vive acomodado en la parte media alta de la clasificación. El equipo se ha relajado y no se agobia por nada. Si puede ir sacando algún puntito, bien; y si no, también. Aquí con la pemanencia parece que todo el mundo se da por satisfecho. En San Mamés, más de lo mismo. Controló el partido muchos minutos, tuvo sus claras oportunidades y las falló, o apareció Aranzubía, que hizo un partidazo. Pero no puso demasiado empeño en sus acometidas. Siempre pareció que con llevarse un punto le valía. Y suele ocurrir que esos conformismos acaban en derrota. Y eso es lo que pasó.
El Athletic de Heynckes es un equipo espeso, al que no sólo le faltan juego e ideas sino que no tiene la garra y acometividad de los viejos leones. Estos cachorritos se deben de creer que garra es igual a patadas. Al Niño Torres le recibieron con una tarascada y le frenaron casi siempre por la tremenda. Dureza para tapar las carencias de un equipo muy blanquito. Además, Heynckes tuvo en el banquillo durante ochenta minutos a quien al final le resolvió el partido: Yeste. Fue salir el zurdito y poner un poco de sentido en el equipo. De su zurda salió el pase un toque de billar que Ezquerro convirtió en el único gol del partido. El Atlético se estiró un poquito para intentar empatar. Y nada. Está como clavado, sin objetivos. Da la impresión de que se conforma con lo que ha hecho. En San Mamés, es verdad, le falló la puntería, pero también le faltó ambición.