Falta algún gran puerto

La Vuelta al País Vasco es más suave que otros años, como lo demuestra que no haya ningún puerto de primera categoría. Se han dejado fuera montañas clásicas como Urkiola, Orduña o Jaizkibel. Los recorridos son como siempre, de continuos sube y baja, pero me temo que la carrera está condenada a decidirse en la última contrarreloj, porque tampoco hay ninguna llegada en alto para marcar diferencias.

De todos modos, yo siempre soy de la opinión de que la dureza de las carreras depende de la actitud de los ciclistas. Si ellos quieren, hay bastante terreno para hacerla exigente. Pero supongo que, como en las últimas ediciones, habrá marcajes muy estrechos y múltiples intereses de llevarla bloqueada hasta la contrarreloj de Fuenterrabía. Otra cosa es que vuelva a hacer mal tiempo, como el año pasado, y alguien se aproveche del frío para imponer su ley como hizo entonces Aitor Osa, que acumuló méritos sobrados para coronarse ganador de la Vuelta.

Debemos esperar mucho del Euskaltel, que ha seleccionado a sus mejores hombres porque sabe que ya no tiene más tiempo para abrir su camino al Tour. Y también vamos a ver cómo va la preparación de Aitor González para el Giro, porque sólo queda un mes y ésta será una buena prueba de fuego .