El último de la fila

Tarde de sorpresas. Solecito, relajación y mucho tapeo. Nadie apostaba por el sufrimiento. Acogida afectuosa a Hierro. En el primer cruce le aclaman. Marca el Rayo pero nadie protesta. Es más, perdonan a los que siempre están en el punto de mira. Cariñitos para Guti y Ronaldo, pese a sus torpezas. El toque de retreta, sin quererlo, lo da Raúl. Minuto 23 de partido y el siete se mosquea con el equipo porque no presiona, con Hierro porque no adelanta la defensa y con el mundo porque no le gusta perder. El aficionado capta el mensaje y empieza el abucheo. Primero Guti, luego Flavio, más tarde Roberto Carlos. Se acaban las bromas y desaparece el sol. En la tribuna se arrinconan las pipas y se maldice el virus FIFA.

No insisto en la bronca, que se torna descomunal por momentos. A cinco minutos del final, los notables de la afición blanca hacen mutis por el foro. No creen ni en la buena estrella de Portillo. Se marchan. En el vomitorio oyen el rugido del empate. ¿Morientes? No dan crédito. Ni siquiera habían reparado en que calentaba. Fernando ha pasado a ser el suplente de suplentes. El último. Los escépticos estaban ya en el coche cuando oyeron un nuevo trueno. Portillo. El segundo. Estaban por volver al estadio cuando Morientes remachó. 3-1. ¿Morientes?