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Llamen al psicólogo

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Quédese el Rayo con el primer cuarto de hora, que aquello no fue el Rayo sino, por buscarle un uniforme que cuadre, el River Plate de mitad de los 40, La Máquina de Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. A los ocho minutos había tirado cuatro veces a puerta y ganaba por 0-1. En el Bernabéu. Incluso fue aceptable el Rayo que vino después, amurallado pero con orden y salida. Para lo último, para lo de los cinco minutos finales, hay que llamar al psicólogo. Segura ya tiene cita. Este chaval, que va para buen portero (el club le ha renovado hasta 2006 porque le ve futuro) y que tuvo 85 minutos soberbios en el Bernabéu, eligió mal una salida en Villarreal y al equipo le costó el partido. Ayer fotocopió el lance y levantó al Madrid, que luego tuvo cinco minutos galácticos para pisotear la moral de un equipo peor tratado por la fortuna que por el Ayuntamiento. Antes de ese error hubo partido. Sin él , hubiese habido milagro. No es consuelo para un equipo con la soga al cuello.

Yluego está Benítez, que sacó un 10 en la alineación inicial, con un once bajito, rápido, incordión y valiente, y terminó por suspender en los cambios, más regresivos de lo necesario tal y como anduvo el Madrid. El de Onopko por Peragón resultó casi inexplicable. Aún así, el Rayo tiene remedio. Quedan diez jornadas, dispone de una plantilla acostumbrada a estas situaciones límite y ofrece algunos detalles positivos: se acerca el mejor Míchel del curso, Luis Cembranos recobra el tono físico y ha pescado una perla en invierno, Iriney, brasileño, trabajador y comprometido con la causa, un principio de Mauro Silva. Lo pidió Vázquez y puede salvar a Benítez. Demasiado para un tipo que va a los entrenamientos en el metro.