La Selección, aunque sirve para henchirse de orgullo patrio (aunque no está el horno para bollos), tiene algo de interruptus, de media hora de anuncios que dejan a la chica en la ducha y al asesino deseando meterse. Lo que ocurre en estos lapsus es que se te olvida todo, que empiezas escribiendo decíamos ayer y no puedes seguir porque no te acuerdas de lo que decíamos ayer. Y es que se detiene la Liga un par de semanas y acontecen cosas espeluznantes, qué les voy a contar, lo dejaremos en pocholismo internacional contagioso.

Pero hay que ser fuertes, amigos, y rescatar las pasiones que no necesitan de apósito ni tomahawk. Vuelve el fútbol, perdón, la Liga, que la habíamos dejado, por si no se acuerdan, con el Madrid tomando cierta ventaja y el resto del mundo estirando el cuello.

La situación, por si lo olvidaron, no podía ser más emocionante, pues en un par de jornadas el campeonato podría estar casi decidido. O no, de ahí la emoción. Para abrir boca (de lobo), el Madrid recibe al Rayo. Se podría recurrir al tópico de David (el gnomo) y Goliath, pero nos quedaríamos cortos. Si hay partido es porque esto es fútbol (caprichoso pues) y porque el Madrid sufre torrijas tamaño hogaza cuando las selecciones se le cruzan; de hecho, sus dos derrotas en Liga llegaron tras estos partidos.

El Madrid recupera a Hierro, que ocupará el lugar del tocado Helguera, al que se reservará para recibir al Manchester. También se quedarán en remojo Zidane (dolor en el empeine diestro) y Makelele (molestias en el cuádriceps derecho). Serán sustituidos por Guti (ahí te quiero ver) y Cambiasso (a ti también).

Por su parte, el Rayo, que no se pierde una, también sufre el Virus FIFA. Bolic, lesionado con Bosnia, fue operado ayer. Aunque cualquiera de los que le sustituyen es mejor, no quita para que estas cosas molesten. También llegó tocado Onopko, que será duda. Los vallecanos saldrán de medio campo para adelante con Julio Álvarez, Cembranos, Míchel y Peragón, todos buenos y rápidos, aunque un poco ejército de Frodo Bolsón. Hablando de Bolsón, Teresa Rivero lo verá desde el palco, sedienta de venganza por los desplantes municipales y olímpicos, soñando, tal vez, con una celebración histórica, hay muchos mundos pero están en este. Y hoy juegan.