Gárate, ejemplo a seguir

Ahí al lado los tienen: Miguel San Román, Quique Ramós, Gárate, Luis Pereira, Pepe Navarro y Escudero. Unos más y otros menos, todos —y muchos más— han ido construyendo el Atlético. Coinciden en resaltar que este es el Centenario de la afición, y que a ella le van a dedicar los actos que se celebren. Están agradecidos a quienes les apoyaron en tantos partidos. Todos aportaron su granito de arena, pero algunos conectaron más con la gente.

Yahí está José Eulogio Gárate. Un futbolista elegante, al que daba gusto ver con el balón en los pies. Fue tres veces Pichichi de la Liga y marcó 110 goles como rojiblanco, el segundo máximo goleador de la historia del Atlético. A su lado el número uno: Escudero. Metió 152 tantos con la camiseta rojiblanca. Fue un futbolista que durante muchas temporadas lució el 11 a la espalda aunque no era zurdo. En sus últimos años en el Atlético llevó el 9. Dicen —yo no llegué a verle jugar— que empezó siendo un jovencito espigado y que ganó corpulencia con el paso del tiempo hasta convertirse en un clásico delantero centro. Formó parte de la delantera de seda: Juncosa, Vidal, Silva, Campos y Escudero, y también de la delantera de cristal: Juncosa, Ben Barek, Pérez Payá, Carlsson y Escudero.

Fernando El Niño Torres, que ahora lleva el 9, es un buen heredero de estos dos grandes maestros. Gárate es un símbolo del que puede y debe presumir el club del Manzanares. Ingeniero industrial, correctísimo con todos, un auténtico deportista dentro y fuera del campo. Forma ya parte, como los demás pero en primerísima fila, del patrimonio rojiblanco. Ha aceptado ser presidente de la Fundación del Atlético y tiene que convertirse en el futuro en una bandera atlética. Gárate fue un crack en el campo y a la vez una persona sencilla y humilde. El Atlético hace bien en poner en el escaparate de su Centenario a un ídolo como él, que además es un ejemplo a seguir.