El Atlético debe ser ambicioso

El Atlético debe ser ambicioso

Gil dice que el Atlético ilusiona más que nunca. Y es verdad. Se nota en todos los actos que organiza el club. El descenso, paradójicamente, hizo aflorar un sentimiento atlético escondido. Ahora, a poco que el equipo se anima y juega y pelea, la afición es un clamor. El domingo, frente al Celta, cuando se empezaba a vislumbrar la Champions, el Calderón se llenó hasta la bandera. Y eso significa que hay ganas de apoyar al equipo, y sobre todo de verlo compitiendo de tú a tú con los grandes. Por eso el club, pese a sus graves problemas judiciales, debe marcarse objetivos más ambiciosos. Hay que reconocer, eso sí, que pedir en las actuales circunstancias un puesto en la Champions sería un exceso, pero tampoco vale justificarse con la permanencia. Hace falta algo más para canalizar esa ilusión atlética que existe en estos momentos.

Jesús Gil debería analizar también al detalle el fenómeno que se ha producido en torno al Niño Torres. Ha pasado a ser el símbolo del equipo, el crack al que todo el mundo aplaude y a quien nadie desea cuestionar. Los atléticos sueñan con que el Niño Torres lidere en el futuro un Atlético grande. Hasta ahora el modelo Gil era cambiar y cambiar las caras cuando las cosas no iban bien. Los proyectos del presidente se hacían con nombres y nombres. Todos los años se sacaba algún fichaje de la chistera. Quizá haya llegado el momento de cambiar esa dinámica, porque además la situación económica lo exige. Hará falta más imaginación y mirar a la cantera. Ese es el desafío de Luis, en quien los Gil han depositado su confianza tras la marcha de Futre. Los atléticos sólo mantendrán su ilusión en el futuro si el equipo responde.