El Zaragoza es ahora mismo una completa ruina, un equipo demolido por su propia escasez y también por la desorientación de un entrenador que cada domingo mueve aleatoriamente todas las piezas, pero que no encuentra la fórmula para salir del laberinto. Se ha contado ya demasiadas veces, pero, en estos momentos en los que el ascenso se aleja con paso de gigante, no está de más volver a repetirlo: Paco Flores forzó innecesariamente con Galca una maquinaria cogida con alfileres y el empeño se ha llevado a todo el equipo por delante, también a los futbolistas que, desde un papel menor, sostenían el andamio en pie.

Ya nada funciona. De aquel Zaragoza líder, que ganaba pero no le gustaba a nadie, apenas queda un recuerdo. El ascenso se escapa, se escapa de verdad. Y lo peor es que todo el arco de la Segunda División le ha perdido el miedo al grupo de Flores. Esa ventaja ya está definitivamente perdida. El Compostela llegó con la cabeza agachada y la mirada perdida, pero le alcanzó también para llevarse la victoria de La Romareda. Aquí ya gana cualquiera. Y así va a resultar imposible regresar a Primera.

Al Zaragoza le duró la cuerda apenas 20 minutos, los primeros del partido. No fue una racha brillante, porque este equipo está imposibilitado para el buen fútbol, pero al menos se vio alguna intención continuada de ganar el partido. Luego, el equipo maño fue menguando hasta desaparecer por completo en una segunda parte horripilante, en la que no hubo de nada. Bueno, sí, un golazo del Compostela en el último minuto. También hubo enfado de la grada, que culpó de la situación al Consejo de Soláns.

EL DETALLE

Fernando Morientes estuvo en la grada

Fernando Morientes, delantero del Real Madrid, aprovechó su periodo de inactividad por lesión, que le impedirá viajar a Moscú, para presenciar el encuentro en la grada de La Romareda.